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Chapter 17 - Capítulo 17: Cimientos de un Nuevo Amanecer y un Encuentro Inesperado

Los meses se convirtieron en años, y el cielo sobre lo que quedaba de la Tierra se volvió, poco a poco, de un azul prístino. Las estrellas, antes ocultas por el humo y el polvo de la guerra, brillaban con una intensidad deslumbrante cada noche. La Capsule Corporation, el faro de la innovación de Bulma, fue uno de los primeros grandes proyectos de reconstrucción. Era un símbolo, un recordatorio de que, incluso en las ruinas, el ingenio humano prevalecería.

Bulma, incansable como siempre, dirigió los trabajos con una energía asombrosa. Nuevos edificios se alzaban donde antes había escombros, utilizando tecnología avanzada para acelerar el proceso. Los robots de la Capsule Corp., antes diseñados para la guerra, ahora ayudaban a limpiar y construir. La gente, inspirada por la victoria y el liderazgo de Bulma, trabajó codo con codo, sus manos curando las heridas de un mundo roto.

Yo, junto con Trunks, dedicamos gran parte de nuestro tiempo a ayudar. No solo con nuestra fuerza, moviendo escombros imposibles o creando túneles para infraestructuras, sino también como guardianes y símbolos de esperanza. La gente nos veía, a los "guerreros del cabello dorado", y sus espíritus se elevaban. Trunks, con su energía juvenil y su amabilidad, se convirtió en una figura querida por los niños. Yo, aunque más reservado, ofrecía mi fuerza y, cuando era necesario, mi consejo, habiendo visto el futuro que habíamos evitado.

Un día, mientras sobrevolaba los nuevos asentamientos que comenzaban a surgir fuera de los principales cráteres de las antiguas ciudades, noté algo peculiar. En lo que había sido una vez una ciudad mediana, ahora se alzaban unas cuantas estructuras sólidas, nuevas y organizadas. Parecía ser un centro de mando o una base de operaciones para la seguridad.

Mi curiosidad se encendió. No era común ver tal nivel de organización y reconstrucción en zonas tan alejadas. Aterricé suavemente en una de las plataformas recién construidas, mi ki oculto para no alarmar a nadie. El lugar estaba lleno de gente en uniforme, trabajando con una eficiencia admirable.

Mientras caminaba, observando el ajetreo, una figura llamó mi atención. Estaba de espaldas a mí, dirigiendo a un equipo de hombres que descargaban suministros. Su postura era recta, su voz clara y autoritaria. Había algo familiar en la forma en que se movía, en su energía…

Ella se giró, y mi corazón dio un vuelco.

Cabello negro azabache, corto y despeinado, ojos azules penetrantes y una expresión de determinación inquebrantable. Vestía un uniforme de oficial, con insignias que no reconocía pero que denotaban autoridad. Era ella. Videl.

No era una ilusión, no era un sueño. Allí estaba, viva, no solo viva sino en una posición de liderazgo, organizando la seguridad y la reconstrucción en una de las pocas áreas que mostraban un progreso tan significativo. En mi línea de tiempo original, su existencia dependía de que Gohan y Videl se conocieran, que Mr. Satán fuera el héroe, que el mundo fuera pacífico para que ella pudiera nacer en ese ambiente. Aquí, el mundo era un infierno, y aún así, Videl estaba aquí.

Mi mente corrió a mil por hora. ¿Cómo era esto posible? ¿Había nacido antes de lo que recordaba? ¿O su destino, de alguna manera, se había entrelazado con esta realidad apocalíptica? ¿Sería el hijo de Mr. Satán, o de alguien más? En este mundo, Mr. Satán probablemente no existía, o era solo un civil más luchando por sobrevivir, sin el escenario para sus hazañas.

Me acerqué, incapaz de contener mi sorpresa. Ella notó mi presencia, su mirada instantáneamente defensiva y escaneadora.

"Disculpe, oficial", dije, mi voz un poco ronca por la sorpresa. "No esperaba encontrar un centro de operaciones tan... avanzado en esta área."

Sus ojos se entrecerraron. "Somos la Fuerza de Reconstrucción y Seguridad. ¿Quién es usted y cómo entró aquí sin ser detectado?" Su tono era firme, profesional, con un toque de la agudeza que recordaba.

"Mi nombre es Gohan", respondí, permitiendo que un poco de mi ki se hiciera visible, solo lo suficiente para que ella lo sintiera. "Y vine a ofrecer mi ayuda."

La sorpresa cruzó su rostro, pero rápidamente fue reemplazada por cautela. "Gohan... ¿te refieres a... los guerreros con el cabello dorado?" Había un matiz de incredulidad y asombro en su voz. Claramente, ella había escuchado los rumores.

"Sí", confirmé.

Videl me miró de arriba abajo, evaluándome. Era la misma Videl de mi memoria, solo que más dura, más forjada por la supervivencia, pero con la misma chispa de justicia. Y en ese momento, me di cuenta de que mi intervención, al cambiar el futuro, había salvado no solo a millones, sino a la propia esencia de esta mujer. Un destino inesperado, un rostro familiar que prometía nuevas posibilidades.

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